Vida de oración



La oración y unión con Dios es el fundamento para que se realice la auténtica formación del religioso, pues ella es su cimiento y la roca firme sobre la que se puede construir todo el edificio. Es desde la oración en su aspecto unitivo que el Peregrino es formado por el Padre y éste puede dar frutos. Nuestra oración está llamada a ser una oración universal porque es eucarística. Se distingue por ser confiada y humilde, sabiendo que la iniciativa de la misma siempre proviene de Dios. Es la oración sobre todo de aquel que está dispuesto a escuchar la Voluntad del Padre que lo transforma en Hijo y alimento, y es esto lo que le da a nuestra  oración un carácter universal y específico.
 

 
Toda nuestra vida de oración litúrgica la realizamos junto a Jesús Sacramentado, expuesto en la custodia, para vivir lo que celebramos. Nuestra vida es así un reflejo de la de Jesús: vida en constante escucha y donación para poder servir primero a Dios como Él quiere ser servido y luego a todos los hombres, a través de los cuales Él quiere ser amado y alimentado. Rezamos y cantamos, según las Horas, el Oficio Divino en el Coro: Oficio de Lecturas, Laudes, Hora Intermedia, Vísperas y Completas; uniéndonos así a la Oración Universal de toda la Iglesia en Jesús hacia el Padre por el Espíritu Santo.

 
Por las mañanas, después de las devociones particulares, cantamos Laudes, oramos media hora en adoración silenciosa y asistimos a la celebración de la Santa Misa. A continuación tenemos el Oficio de Lecturas y seguida la bendición eucarística. Sobre el mediodía, junto a María, tenemos el rezo de su Santo Rosario y la Hora Intermedia. A las 15:00 h secundamos los deseos de Jesús expresados a Santa Faustina Kowalska y adoramos su insondable Misericordia con el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia. A media tarde cantamos las Vísperas y tenemos otra media hora de adoración silenciosa junto al Señor. Finalmente terminamos la jornada con el canto de Completas. Todos, tanto Hermanos como Hermanas, procuramos tener una hora de adoración diaria, turnándonos día y noche para acompañar a Jesús Sacramentado.