La oración y unión con Dios es el fundamento para que se realice la auténtica formación del religioso, pues ella es su cimiento y la roca firme sobre la que se puede construir todo el edificio. Es desde la oración en su aspecto unitivo que el Peregrino es formado por el Padre y éste puede dar frutos. Nuestra oración está llamada a ser una oración universal porque es eucarística. Se distingue por ser confiada y humilde, sabiendo que la iniciativa de la misma siempre proviene de Dios. Es la oración sobre todo de aquel que está dispuesto a escuchar la Voluntad del Padre que lo transforma en Hijo y alimento, y es esto lo que le da a nuestra oración un carácter universal y específico.
Por las mañanas, después de las devociones particulares, cantamos Laudes, oramos media hora en adoración silenciosa y asistimos a la celebración de la Santa Misa. A continuación tenemos el Oficio de Lecturas y seguida la bendición eucarística. Sobre el mediodía, junto a María, tenemos el rezo de su Santo Rosario y la Hora Intermedia. A las 15:00 h secundamos los deseos de Jesús expresados a Santa Faustina Kowalska y adoramos su insondable Misericordia con el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia. A media tarde cantamos las Vísperas y tenemos otra media hora de adoración silenciosa junto al Señor. Finalmente terminamos la jornada con el canto de Completas. Todos, tanto Hermanos como Hermanas, procuramos tener una hora de adoración diaria, turnándonos día y noche para acompañar a Jesús Sacramentado.